Colección Desde el Corazón del Universo: una puerta al orden interior
 
 
 El Corazón del Universo es un símbolo de geometría sagrada que nos recuerda nuestra naturaleza original como seres cíclicos. Todo en la vida late, se mueve y se transforma, y nosotros estamos en el centro de todo. Este símbolo hace visibles y tangibles estos movimientos.
 
 
 Teoría espiritual del color: descripción de la imagen
 
 
 Esta obra posee una atmósfera cálida y radiante, entrelazada con tonos bronce terrosos, campos luminosos de azul y turquesa, y delicadas texturas rosas y violetas. La imagen general evoca una vibrante transición entre la tierra y el cosmos.
 
 
 Tonos bronce, cobre y ocres cálidos:
 Estos colores aportan calidez, presencia física y una sensación de madurez y fuerza interior. Transmiten la vibración de la integración y la sabiduría encarnada. La calidez de estos tonos crea un fondo vibrante que vibra en la imagen como un campo de fuego.
 
 Turquesa y aguamarina en la gama media:
 Estos colores representan purificación, claridad emocional y frescura mental. El turquesa abre el espacio interior y permite que la energía fluya libremente. El aguamarina transmite una sensación de ligereza, claridad y sutil transformación.
 
 Azul en varios tonos:
 El azul representa la intuición, la tranquilidad, la profundidad intelectual y la orientación interior. Las superficies azules crean un núcleo sereno que armoniza y estructura todo. Actúan como un ancla en un entorno cálido y vibrante.
 
 Violeta y Rosado:
 Estos tonos aportan profundidad espiritual, sensibilidad y una sutil apertura. El violeta abre la percepción a lo invisible, mientras que el rosado confiere suavidad y cálida compasión. Juntos, crean un brillo delicado y energético.
 
 Verde fresco y verde amarillento claro:
 Estos colores simbolizan la renovación, la apertura de corazón y la vitalidad creativa. Tejen líneas de luz a través de la estructura, aportando un dinamismo vibrante.
 
 Fondo rojo anaranjado:
 El fondo de naranja, rojo y bronce evoca un espacio cósmico resplandeciente. El naranja representa alegría, creatividad y expansión. El rojo aporta fuerza, valentía y vitalidad. Juntos, crean un campo de calidez, poder ardiente y presencia transformadora.